No juzguéis y no seréis juzgados.
Se diría que lo de juzgar a los demás está en nuestro ADN. Nos cuesta poco creernos mejores que los demás. ¿Hay algún camino que nos lleve a desterrar juicios y críticas negativos? Sí que existe. Es el camino del conocimiento propio. Pero para llegar al mejor conocimiento propio se necesita un buen conocimiento de Jesús. Él es el mejor espejo para ver mi realidad y el mejor recurso para mirar a los demás con misericordia y comprensión.
Una persona es verdaderamente sabia cuando se conoce a sí misma desde el conocimiento del Dios-Amor. Entonces se sabe tan inadecuada como querida. Entonces sabe que Dios le quiere tal como es, como unos padres quieren a su niño. Entonces llega a amar su impotencia. Entonces es incapaz de ponerse por encima de los demás con juicios o palabras de censura. Por eso que cuando juzgamos a los demás damos prueba de una profunda insensatez.
A esto llama Teresa de Ávila andar en verdad. Es una buena definición de la humildad: Ser humilde es andar en verdad: entender que no tenemos cosa buena nuestra, sino miseria y ser nada. Y quien esto no entiende anda en mentira. A quien más lo entiende, agrada más a la suma Verdad, porque anda en ella.
¿Cómo te fijas en la mota en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga del tuyo?
La convivencia puede ser un agradable espacio de armonía; puede ser también un insoportable espacio de martirio. El secreto de una buena convivencia es la humildad. Y cuando, por la razón que sea, la convivencia se complica, la humildad allana el camino al perdón y la reconciliación.
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