28/10/2025 Santos Simón y Judas, apóstoles (Lc 6, 12-19)
- Angel Santesteban

- hace 1 día
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Por aquel tiempo subió a una montaña a orar y se pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a los discípulos, eligió entre ellos a doce y los llamó apóstoles.
Subió a una montaña a orar y se pasó la noche orando a Dios. La oración mañanera es el momento fuerte de su día. Es su desayuno espiritual, el alimento más sustancial de su interioridad y de su vitalidad. La oración de hoy es especial porque piensa hacer algo importante cuando se haga de día. Momentos especiales van acompañados de oración especial. No se trata de sopesar pros y contras de los posibles candidatos. Se trata de identificarse con el Espíritu dejando la iniciativa al Espíritu. La elección, examinada con criterios humanos, parecerá poco acertada. El Espíritu sabe lo que hace.
Cuando se hizo de día, llamó a los discípulos, eligió entre ellos a doce y los llamó apóstoles. Entre sus discípulos, eligió doce para que convivieran con Él y para enviarlos a predicar con poder para expulsar demonios (Mc 3, 14-15). Los llamó apóstoles (enviados). Entre ellos figuran Simón el Cananeo y Judas Tadeo, cuya fiesta celebramos hoy. Apenas sabemos nada de ellos. Esta falta de información tiene su aspecto positivo porque nos obliga a centrarnos en lo fundamental del apóstol que consiste en responder a la llamada del Señor desde el silencio y el anonimato. El apóstol, como todo discípulo, debe ser como grano de mostaza o pellizco de levadura. A veces el apóstol, todos los creyentes lo somos, deberemos brillar como la luz de modo que al ver vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre del cielo (Mt 5, 16). Más normal será permanecer ocultos, como la sal, llenando la vida de sabor.
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