¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero?
A José le tocó vivir en silencio el gran secreto de la paternidad de Jesús. Probablemente tampoco lo comentaría con María. No lo necesitan. El mismo Espíritu actúa de comunicador elocuente y silencioso entre ellos. No parece que José fuese una persona muy habladora. No porque no tuviese nada que decir, sino porque las personas que le rodeaban no estaban capacitadas para entenderle.
En José y María vemos cómoDios transmite sus mensajes de distintas maneras. En el caso de María, por medio del mensajero Gabriel con quien ella puede dialogar. En el caso de José, por medio del mensajero sueño con quien no hay posibilidad de diálogo. José, acepta lo que Dios le pide y, desechando lo que la sabiduría humana propone, se convierte para Jesús y para todos nosotros, en ejemplo del hombre justo; con esa justicia superior a la de escribas y fariseos de la que hablará Jesús, y que es alcanzada solamente por los humildes y sencillos. En José vemos cómo debemos aceptar lo que sucede, aunque no lo comprendamos.
El carpintero de Nazaret es apreciado por sus paisanos. Siendo un hombre que, aunque no comprenda, confía plenamente en Dios, se fía también de sus vecinos. El carpintero de Nazaret me invita a preguntarme: Si confío poco en los demás, ¿no será porque no tengo suficiente confianza en Dios?
José, con su vida callada y laboriosa, nos dice que no es necesario llevar a cabo grandes hazañas para ser un buen cristiano. Nos dice que todo consiste en vivir el momento presente con hondura: escuchando, confiando, callando…, y pensando en el bienestar de quienes tenemos más cerca.
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