top of page
Buscar

01/12/2021 Miércoles 1º de Adviento (Mt 15, 29-37)

Desde allí se dirigió al lago de Galilea, subió a un monte y se sentó.

Desde allí: desde la región pagana de Tiro y Sidón donde ha sanado a la hija de la mujer cananea. Subió a un monte y se sentó: solemne escenario, idéntico al del sermón de la montaña (Mt 5, 1). Allí, se sentó sobre el monte, sobre la tierra entera, para introducir sus palabras; aquí, para atender y acoger a los que sufren.

Jesús llamó a los discípulos y les dijo: Siento compasión de la gente.

Lo que mueve a Jesús es la compasión. Lo dice así el Evangelista en otro lugar: Al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas sin pastor (Mt 9, 36). A Jesús le afecta mucho el sufrimiento de la gente. Nunca juzga; siempre acoge. Cuando pedimos el pan de cada día, pidamos que nos haga partícipes de su compasión; que nunca pasemos de largo ante los sufrimientos de los demás. El Papa Francisco comenta: Las personas esperan encontrar en nosotros la mirada de Jesús, a veces sin ni siquiera saberlo; esa mirada serena, feliz, que entra en el corazón.

¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?

Nos es imposible, por cuenta propia, abandonar la mentalidad mercantil; imposible entrar por cuenta propia en la órbita de la gratuidad: Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles (Salmo 126). ¡Cuánto lo necesitamos! Porque la más soberana libertad interior nace de la gratitud que provoca la conciencia de que todo es pura gratuidad. Cuando giramos en torno a Jesús en la órbita de la gratuidad, entonces Dios bendice y multiplica nuestra pobreza compartida.

0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Kommentare


bottom of page