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05/02/2022 Santa Águeda (Mc 6, 30-34)

  • Foto del escritor: Angel Santesteban
    Angel Santesteban
  • 4 feb 2022
  • 2 Min. de lectura

Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado.

Están eufóricos. ¡Les ha ido todo tan bien! Seguramente le dirían, como hicieron los setenta y dos discípulos: Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre (Lc 9, 17). Jesús les escucha complacido. Y cuando lo han contado todo les invita: Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.

También vosotros. Él lo hace a diario: Al hacerse de día salió y se fue a un lugar solitario (Lc 4, 42). También ellos necesitan una tregua, un descanso. De lo contrario la ocupación se convertirá en preocupación, y perderán el sentido de la perspectiva. Jesús se retira cada día a lugares solitarios para estar a solas con Abbá. Ese es el taller en el que su misericordia se hace delicadeza con los discípulos, y compasión con la gente: Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor.

El Papa Francisco comenta: Para mí, el mensaje más fuerte de Jesús es la misericordia. Jesús siempre mira con los ojos del corazón. Y su corazón es tan tierno y está tan lleno de compasión, que sabe acoger las necesidades de las personas más escondidas.

Venid…, para descansar un poco.

Venid. Aquellos discípulos, como buenos judíos, eran muy rezadores, pero no sabían orar. Venid; naturalmente, para estar a solas con Él, no para estar a solas con nosotros mismos. Hay hombres y mujeres que pasan largos ratos en la penumbra de una capilla, pero se están a solas consigo mismos. Y eso no responde al Venid; eso no es descanso-oración. Venid; es un mandamiento tan importante como: Id y haced discípulos.

 
 
 

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