05/12/2025 Viernes 1º de Adviento (Mt 9, 27-31)
- Angel Santesteban

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¿Creéis que puedo hacerlo?
¡Claro que creen! Porque no ven y quieren ver. Quien cree ver, no cree. El relato invita a creer ciegamente en el Señor, el único que puede sanar toda clase de ceguera, abriendo ojos y corazones a una vida de seguimiento y de servicio. Jesús se contenta con poco. No se muestra meticuloso, no analiza, no examina, no hace preguntas…
Jesús me pregunta: ¿crees que puedo hacer lo que me pides? Respondo: Sí, Señor. ¿Qué le pido? Que pueda ver; que pueda mirar profundo, sin lentes empañadas. Le pido ser portador de los valores del Evangelio en este tiempo de adviento, de esperanzas y de promesas.
Que os suceda conforme a vuestra fe.
No dice: conforme a mi poder. De hecho, siendo la fe de los ciegos de no muchos quilates, la sanación tampoco es perfecta. Sí que se les abren los ojos, pero no los oídos. Y a las palabras, ¡mirad que nadie se entere!, responden divulgando el milagro. Entrañable entusiasmo, pero deplorable indiscreción porque nadie estaba preparado para un Mesías crucificado.
Y se les abrieron los ojos.
Oirán aquel día los sordos palabras de un libro, y desde la tiniebla y desde la oscuridad los ojos de los ciegos las verán (Is 29, 18). Esos tiempos han llegado con Jesús. Él lo confirma en su mensaje al Bautista: Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven… (Mt 11, 5).
Comenta el Papa Francisco: Jesús nos invita a renovar nuestra forma de ver personas y cosas. Nos propone una visión siempre nueva de nuestras relaciones con los demás, de nuestra fragilidad humana, de la enfermedad, de la muerte. Nos invita a ver todo esto con los ojos de Dios.
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