Quien quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame.
En otra ocasión nos presenta un camino de seguimiento muy atractivo: Todo el que por mí deje casas, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y heredará vida eterna (Mt 19, 29). Hoy, no; hoy nos presenta un camino áspero y exigente. Lo hace después de haber anunciado sus padecimientos y su muerte a manos de ancianos, sumos sacerdotes y escribas.
No podemos pensar, dice el Papa Francisco, en la vida cristiana fuera de este camino que Él recorrió primero. Es el camino de la humildad, incluso de la humillación, de la negación de sí mismo, porque el estilo cristiano sin cruz no es de ninguna manera cristiano. Asumir un estilo de vida cristiano significa tomar la cruz con Jesús e ir adelante.
Niéguese a sí mismo. Se trata de olvidarnos de nosotros mismos, de que lo nuestro no cuente. Que cuenten Él y los que tenemos a nuestro alrededor. Así de sencillo y así de fuerte.
Cargue con su cruz. Comenzada la Cuaresma, el Evangelio nos presenta la entrega total que Jesús hace de sí mismo en la cruz. Es la meta hacia la que dirigimos los pasos sus seguidores: la renuncia de uno mismo, la entrega, el servicio. A lo largo de estas semanas de Cuaresma, intentaremos contemplar y solidarizarnos con el abajamiento de Jesús que, siendo de condición divina, no hizo alarde de ser igual a Dios, sino que se vació de sí y tomó la condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres. Y mostrándose en figura humana se humilló, se hizo obediente hasta la muerte, una muerte de cruz (Flp 2, 6-8).
Comments