El año 2018 el Papa Francisco dispone que el lunes de Pentecostés celebremos a María, Madre de la Iglesia. ¿Por qué el lunes de Pentecostés? El grupo de discípulos que se preparaba para la efusión del Espíritu perseveraba en la oración, en compañía de algunas mujeres y de María la madre de Jesús (Hch 1, 14). Este título mariano es familiar en la Iglesia, desde san Ambrosio (+ 397) hasta el Vaticano II.
Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Contemplamos a María mientras escucha las palabras de su Hijo moribundo. La contemplamos al tiempo que rumiamos lentamente su Magnificat. El Magnificat nos abre las puertas a lo íntimo de las vivencias de la Madre, porque el Magnificat es una síntesis suya de las bienaventuranzas y de la oración de alabanza.
María es mujer de fe; es, por tanto, mujer de escucha atenta de la Palabra. Si desde la fe y la escucha había concebido a su Hijo, desde la fe y la escucha concibe ahora al nuevo pueblo de Dios.
La Madre de la Iglesia, desde su silencio al pie de la cruz y desde su Magnificat, nos invita a seguir sus pasos de fe y de escucha. Parece estar diciéndonos: Si quieres conocerme, si quieres amarme, si quieres vivir rectamente tu vida en la Iglesia, regresa continuamente a la Escritura, fuente de inspiración y de alegría. Lee y medita la Escritura conduciéndola siempre a su centro, que es mi Hijo, el crucificado-resucitado. Entonces me encontrarás también a mí. Entonces podrás ir al mundo con corazón y brazos abiertos, como los de tu madre.
Commenti