06/08/2025 La Transfiguración (Lc 9, 28-36)
- Angel Santesteban
- 5 ago
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Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestidos resplandecían de blancura. De pronto dos hombres hablaban con Él: eran Moisés y Elías.
Testigos de la Transfiguración de Jesús son Pedro, Juan y Santiago; con ellos ha subido a la montaña para orar. Esto sucede después de haberles anunciado que este Hombre tiene que padecer mucho, ser rechazado, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Sucede, también, cuando Jesús está a punto de emprender el camino definitivo hacia Jerusalén. Jesús quiere que sus discípulos no se vean aplastados cuando le vean angustiado en Getsemaní o crucificado en el Calvario. Quiere que, llegado el momento, recuerden cómo todo el Antiguo Testamento, representado por Moisés y Elías, le reconocen como el enviado de Dios.
Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con Él.
Momento clave del relato; momento que marca un antes y un después en la vida de aquellos tres discípulos y de todo seguidor de Jesús. Los discípulos comienzan a entender que el camino de la gloria pasa por la cruz. Ver, experimentar la gloria de Jesús, significa comprender el significado de la persona de Jesús, Señor y Salvador. Estamos necesitados de momentos de transfiguración. Necesitamos espabilarnos para ver y vivir toda realidad con ojos nuevos y corazón nuevo.
Maestro, bueno es estarnos aquí. Podríamos hacer tres tiendas.
La experiencia es tan abrumadora que no saben lo que dicen. Pero es una experiencia breve. Los discípulos no podemos pretender vivir instalados en una experiencia ininterrumpida de luz y de gloria. Hay que bajar pronto del monte; hay que vivir de manera nueva la monotonía de lo cotidiano.
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