08/03/2022 Martes 1º de Cuaresma (Mt 6, 7-15)
- Angel Santesteban
- 7 mar 2022
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Vosotros orad así: Padre nuestro que estás en el cielo.
Si rezar es cosa de los labios, orar es cosa del corazón. Labios y corazón deben ir juntos. Cuando no es así, la oración vocal se convierte en un monótono recital de oraciones. Con la oración del Padrenuestro Jesús nos enseña a rezar y a orar. Rezando el Padrenuestro aprendemos a orar. Si lo repetimos despacio, palabra por palabra, habremos aprendido a ser buenos orantes. Y no multiplicaremos las palabras porque, a más confianza, menos palabras.
El Papa Francisco comenta: Padre es la palabra que no puede faltar en la oración nunca, porque es piedra angular que nos da la identidad cristiana. Si se añade también la palabra nuestro, todos nos podemos sentir parte de una familia.
La palabra Padre crea en nosotros el espíritu filial, fundamento de la oración y de la vida del creyente. Cada una de las frases del Padrenuestro podría muy bien ir precedida de la palabra Padre. Repito la palabra Padre y me siento entendido y querido a pesar de tantos pesares, como aquel hijo pródigo abrazado por su padre. Repito la palabra Padre y me atrevo a dirigirme a Él con la audacia de un niño. Repito la palabra Padre y me abandono en sus manos con absoluta confianza. Repito la palabra Padre y la confianza se sobrepone a la debilidad y al pecado. Repito la palabra Padre y entiendo cada día mejor que la fuerza de su amor es muchísimo mayor que la fuerza de mi desamor.
Al rezar el Padrenuestro puedo imaginar a Jesús orando de madrugada en un lugar solitario. Le acompaño y rezamos los dos juntos su oración en perfecta sintonía de labios y de corazones.
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