08/07/2025 Martes 14 (Mt 9, 32-38)
- Angel Santesteban
- hace 4 horas
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Al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
¿Qué sentiría Jesús hoy, viendo la situación de nuestra sociedad? Como entonces, también hoy sentiría compasión; también hoy pensaría que tanta gente vive desorientada y que va por la vida como ovejas que no tienen pastor. La sociedad humana, en el fondo, es siempre la misma, más allá de tiempos y lugares.
Contemplemos a este Jesús que ve, que mira, que contempla, para aprender nosotros a ver y mirar y contemplar. Jesús lo vive todo desde la compasión. No sabe mirar con indiferencia. Le puede el corazón. Nosotros, quizá porque nos puede la desconfianza, encontramos en todo y en todos motivos para sospechar.
Si las pobres realidades de la sociedad provocan en nosotros rechazo o desdén, estamos lejos de, como dice san Pablo, tener los mismos sentimientos de Cristo Jesús (Flp 2, 5). No podemos situarnos ante nuestra secularizada sociedad, o ante nuestra desorientada juventud, con actitud de jueces inmisericordes. Tenemos que compartir la actitud compasiva del Maestro.
Jesús no se platea si las personas que tiene delante son buenas o malas, o si lo que están padeciendo lo tienen bien merecido por sus conductas insensatas. Lo único que cuenta para Él es el sufrimiento de las personas. Y hace lo que puede para aliviarlo.
Y así continúa haciéndolo hoy con todos, como el pastor de la oveja descarriada. Claro que los fariseos de turno verán con malos ojos la conducta de Jesús. La suya es una religiosidad incompatible con la de Jesús. Jesús abre un camino nuevo para la relación del hombre con Dios y, por tanto, para la relación del hombre con sus prójimos.
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