08/12/2025 Inmaculada Concepción (Lc 1, 26-38)
- Angel Santesteban

- hace 20 horas
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Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. No temas, María, que gozas del favor de Dios.
En pleno Adviento celebramos esta fiesta de la concepción inmaculada de María. Fiesta de gozo para ella y para nosotros, porque lo que Dios hizo en ella antes, lo hace en nosotros después.
Alégrate, llena de gracia. La fiesta de hoy se apoya en estas palabras pronunciadas por el ángel Gabriel momentos antes de la concepción de Jesús. Alégrate. La alegría es el don que acompaña a la fe. Es la alegría que brota de la fe en la Buena Noticia, en la más fantástica de las noticias. Como dice un santo medieval: Toda la creación se felicita de la gloria perdida, pues una nueva gracia, inefable, le ha sido concedida. Todas las cosas saltan de gozo. Los seres humanos alcanzamos la plenitud de la libertad y de la felicidad con la fe.
María, como lo proclama en el Magnificat, es consciente de la plenitud de gracia que le ha sido concedida de forma gratuita: El Poderoso ha hecho en mi favor cosas grandes. Hoy contemplamos a María, la mujer tan llena de gracia como de sencillez. No la sintamos inalcanzable, inasequible. Santa Teresita aborrecía los sermones que ponían a María por encima de las nubes. Lo dice así: Para que un sermón sobre la Virgen me guste y me aproveche, tiene que hacerme ver su vida real, no su vida imaginaria. Nos la presentan inaccesible. Deberían decir que ella vivía de fe, igual que nosotros. Y probarlo con el Evangelio, donde leemos por ejemplo: Sus padres estaban admirados por lo que se decía del niño.
Contemplemos hoy a María, llena de gracia y de sencillez. ¿Qué nos dice ella en esta fiesta de su concepción inmaculada? Nos dice que, después de todo, no es tanta la diferencia entre ella, inmaculada, y nosotros pobres pecadores. La diferencia no es tanta porque ella fue perdonada antes y nosotros después. Y, como ella, todos somos inmensamente amados. Es lo que importa.
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