09/06/2025 María, Madre de la Iglesia (Jn 19, 25-34)
- Angel Santesteban
- 8 jun
- 2 Min. de lectura
El Papa Francisco estableció que celebremos a María, Madre de la Iglesia, el lunes siguiente al día del nacimiento de la Iglesia en Pentecostés. San Ambrosio, siglo IV, decía que la maternidad de María arranca en la cruz y se extiende a todos los hombres, ya que la redención de Jesús es para toda la humanidad.
Jesús dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y, desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Jesús se entregó totalmente por nosotros. Entregó lo que era y lo que tenía; también su madre. Como dice el Papa Francisco, en la cruz, Jesús se preocupa por la Iglesia y por la humanidad entera, y María está llamada a compartir esa misma preocupación. Los Hechos de los Apóstoles, al describir la gran efusión del Espíritu Santo en Pentecostés, nos muestran que María comenzó su misión en la primera comunidad de la Iglesia. Una tarea que no se acaba nunca.
Jesús, desde la cruz, nos invita a todos sus discípulos a acoger a su madre en nuestra casa. A ella acudiremos en todo momento: en momentos de luz y en momentos de oscuridad. Ella, como buena madre, nos acogerá siempre.
Contemplando la escena de la cruz del Calvario, evoquemos la escena del pesebre de Belén. Si en Belén es Dios quien nace para nosotros, en el Calvario somos nosotros quienes nacemos para Dios. En ambas escenas, la madre muy presente.
Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo.
La Madre escucha estas palabras del Hijo moribundo. Mientras la contemplamos, repetimos interiormente su Magnificat, que nos abre la puerta a lo más hondo de su fe y de su oración.
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