10/12/2023 Domingo 2º de Adviento (Mc 1, 1-8)
- Angel Santesteban
- 9 dic 2023
- 2 Min. de lectura
Comienzo del Evangelio de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios.
Así comienza Marcos su libro sobre la Buena Noticia (Evangelio en griego). Noticia tan estupendamente buena que cuesta creer sin poner peros. Isaías nos la ha proclamado en la primera lectura: Súbete a un monte elevado; clama con voz poderosa: Mirad, el Señor Dios llega con poder y su brazo manda. Como un pastor que apacienta el rebaño, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres.
Jesús subió al cielo y sus discípulos proclamaron el Evangelio. Pronto lo pusieron por escrito, y quedó fijado en nuestros cuatro Evangelios. Esos cuatro libros son punto de referencia y fuente de salvación para todo cristiano.
Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos.
¿Cómo preparar el camino del Señor y cómo allanar sus senderos? Cumpliendo las primeras palabras pronunciadas por Jesús en este Evangelio: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en la Buena Noticia (Mc 1, 15).
Yo os bautizo con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo.
Juan Bautista representa un pasado; pasado muy santo pero ahora, con Jesús, finiquitado. Juan, el más grande de los nacidos de mujer hasta ese momento, ha cumplido su misión. Llega a entender que Jesús es mucho más grande; llega a decir: No merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Se acabó el tiempo del agua; se acabó el tiempo de la conversión conseguida a base de esfuerzos humanos. Llegó la hora de la conversión llevada a cabo por el Espíritu, como lo anunció el profeta Ezequiel: Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne (Ez 36, 26).
Abracemos con gozo el Evangelio, la mejor de las noticias. Que no nos suceda lo que dice un autor actual: La gran mayoría de los cristianos llega al final de la vida sin haber escuchado jamás un anuncia directo de la justificación gratuita mediante la fe (R. Cantalamessa).
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