11/05/2020 Lunes 5º de Pascua (Jn 14, 21-26)
- Angel Santesteban
- 10 may 2020
- 2 Min. de lectura
El que tiene mis mandamientos, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.
Mis mandamientos. En plural. Los discípulos están acostumbrados al plural de los mandamientos de Moisés. Tendrán que ir acostumbrándose al singular, porque los mandamientos de Jesús se reducen a uno: Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado (Jn 15, 12).
El que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él. Es la promesa de una presencia íntima, fecunda. Es la promesa de una experiencia de comunión plena. Así lo canta san Juan de la Cruz: En soledad vivía, - y en soledad ha puesto ya su nido, - y en soledad la guía a solas su querido, - también en soledad de amor herido.
Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.
La más pura experiencia cristiana es trinitaria y se realiza en lo interior por la acción del Espíritu: El amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones mediante el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rm 5, 5). Dice san Agustín que Dios Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo vienen a nosotros cuando nosotros vamos a ellos. Vienen a nosotros iluminándonos; nosotros vamos a ellos contemplándolos. Vienen a nosotros llenándonos de su presencia; nosotros vamos a ellos acogiéndolos.
El Espíritu Santo os lo enseñará todo.
A los discípulos les/nos cuesta mucho asimilar la palabra de Jesús. Es el Espíritu quien nos lleva a una vivencia profunda de la persona y del mensaje de Jesús.
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