¿Por qué dicen los letrados que primero tiene que venir Elías?
Aunque no dejó escritos, Elías representa el profetismo del pasado y es inseparable de los sueños mesiánicos del pueblo judío. Lo último que dice el Antiguo Testamento es: Os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible (Mal 3, 23).
La figura de Elías es siempre actual, porque la idolatría siempre está presente entre los humanos. Una, la idolatría evidente de los agnósticos. Otra, la idolatría camuflada de los piadosos que rinden culto a realidades que tienen poco que ver con el verdadero Dios.
Elías vino ya, pero no le reconocieron y le trataron a su antojo.
Jesús ve a Elías en la figura del precursor: el que preparó el camino para el Mesías. El Bautista no fue reconocido; fue eliminado. De la misma manera harán con el Mesías. Jesús aprovecha la oportunidad para dar otro golpe a las expectativas de un mesianismo nacionalista triunfal.
Los discípulos entendieron que se refería a Juan el Bautista.
El de hoy es un Evangelio complicado. Y cuando las cosas se complican, en las Escrituras o en la vida, hay que aprender a mirarlas desde Jesús. Con fe, oración y paciencia, todo irá adquiriendo sentido desde Él.
El profetismo es un don del Espíritu siempre presente en la Iglesia. Suele encontrar la oposición de quienes se consideran depositarios de la verdad. Los profetas suelen ser reconocidos después de muertos. El Adviento es tiempo de espera y de preparación rejuvenecida del camino para el Señor. Esta primera etapa del Adviento, con fuerte presencia del Bautista, debe abrirnos al profetismo para discernirlo y aceptarlo en quienes preparan el camino para el Señor de manera actualizada.
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