12/12/2024 Jueves 2º de Adviento (Mt 11,11-15)
- Angel Santesteban
- 11 dic 2024
- 2 Min. de lectura
Jesús, que ha llegado a decir que entre los nacidos de mujer no ha surgido uno mayor que Juan el Bautista, dice ahora que el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él.
El Bautista pertenece al Antiguo Testamento y tiene todavía como punto de referencia la ley dada por Dios en el monte Sinaí. Y nosotros, los más pequeños en el Reino de los Cielos, pertenecemos al Nuevo Testamento y tenemos como punto de referencia el amor de Dios llevado hasta el extremo de la cruz en el monte Calvario. Al Bautista no se le dio conocer los misterios del Reino de los Cielos; a nosotros, sí.
El Papa Francisco dice: Para entender el amor de Dios es necesaria esta pequeñez de corazón. Nos lo ha dicho Jesús: si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
San Juan de la Cruz ha expresado el amor de Dios como pocos lo han hecho. Hay quienes ven todavía la cruz como la reparación necesaria por los pecados cometidos; Juan de la Cruz ve la encarnación y la redención no en clave de reparación sino en clave de amor esponsal: amor llevado hasta el extremo (Jn 13, 1). No es condonación de deuda; se don gratuito. Así lo canta en un poema: En los amores perfectos - esta ley se requería; - que se haga semejante - el amante a quien quería; - que la mayor semejanza - más deleite contenía; - el cual, sin duda, en tu esposa - grandemente crecería - si te viere semejante - en la carne que tenía.
Para vivir inmersos en ese deslumbrante amor de Dios es necesario ser pequeños y sentirnos cómodos en nuestra insignificancia y fragilidad.
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