13/12/2024 Santa Lucía (Mt 11, 16-19)
- Angel Santesteban
- 12 dic 2024
- 2 Min. de lectura
¿Con qué compararé a esta generación? Son como niños sentados en la plaza que gritan a otros: Hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos cantado endechas y no habéis hecho duelo.
¿Qué diría Jesús hoy de nuestra generación? Exactamente lo mismo: Son como niños sentados. Aunque las diferencias son grandes, ya que aquella era una sociedad religiosa y la nuestra una sociedad pagana, pero todos estamos igualmente sentados. Unos, sentados e instalados en el bienestar material. Otros, sentados e instalados en un cristianismo aburrido, olvidando que estamos llamados a cosas mayores.
Estamos llamados a no vivir sentados o instalados; a no vivir aburridos. Estamos llamados a cultivar el asombro. ¿Cómo se hace eso? Juan de la Cruz nos lo enseña. Al asombro llegamos por la contemplación. Comenzando por la contemplación de la hermosura de la naturaleza, reflejo de la hermosura de Dios. Así es la contemplación de Juan de la Cruz: Mi Amado, las montañas, - los valles solitarios nemorosos, - las ínsulas extrañas, - los ríos sonorosos, - el silbo de los aires amorosos.- La noche sosegada – en par de los levantes de la aurora, - la música callada, - la soledad sonora, - la cena que recrea y enamora.
En este tiempo de Navidad, cultivemos el asombro y el pasmo contemplando el Belén. Como Juan de la Cruz: Los hombres decían cantares, - los ángeles melodía, - festejando el desposorio –que entre tales dos había. - - Y la Madre estaba en pasmo – de que tal trueque veía; - el llanto del hombre en Dios, - y en el hombre la alegría, - lo cual del uno y del otro – tan ajeno ser solía.
El creyente no puede ser una persona aburrida; su vida es asombro, alabanza, agradecimiento.
Comments