Celebramos a San Matias. Fue elegido para suplir a Judas. Fue uno queanduvo con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con nosotros a partir del bautismo de Juan hasta el día en que fue llevado de entre nosotros al cielo (1, 21). Habiendo vivido con Jesús, y recibida la efusión del Espíritu, Matías comprendió el significado del amar como yo os he amado. Como sus compañeros, dio su vida por el Señor, igual que el Señor dio su vida por ellos; aunque no todos fueron asesinados: Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.
A vosotros os he llamado amigos porque todo lo que he oído de mi Padre os lo he dado a conocer.
Amigos. El verdadero discípulo, el verdadero cristiano, se relaciona con Jesús de un modo muy personal; como verdadero amigo. Lo lleva constantemente en el corazón y está permanentemente atento, a la escucha. Por eso mismo, tiene muy claro qué es lo que su Señor y Amigo quiere de él, y está siempre atento y disponible para los demás. De no ser así, lo de cristiano queda reducido a un pietismo egocéntrico y baldío. El amor del amigo al Amigo debe intentar ser como el del Amigo al amigo: gratuito, generoso, desbordante. Y ponerse de manifiesto en la relación con los prójimos.
Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.
Nos parece imposible abandonar la dinámica de la reciprocidad y dar aunque no nos den. Pero para Él todo es posible. Y el Evangelio no es otra cosa que gratuidad de amor: Si Dios nos ha amado de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros (1 Jn 4, 11).
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