top of page
Buscar

14/10/2021 Jueves 28 (Lc 11, 47-54)

Ellos los mataron y vosotros erigís monumentos.

Continúa la confrontación con los dirigentes judíos, piadosos ellos, pero que han pervertido la religión. Ahora escuchamos a Jesús en modo irónico. Aquellos sumos sacerdotes y fariseos creen reparar los crímenes de sus antepasados construyendo sepulcros a los profetas asesinados, cuando ellos mismos conservan actitudes idénticas. Lo demostrarán crucificando a Jesús. Y lo harán convencidos, también ellos, de hacer un servicio a Dios. Esto es algo espeluznante; merece ser rumiado, porque nadie puede decir que de esta agua no beberé.

Todos somos capaces de las más aberrantes deformaciones cuando el Espíritu no nos guía. El Espíritu no guía allí donde guía el legalismo, capaz de pervertir y adulterar religiones y conciencias. El Espíritu sí guía donde hay humildad; la humildad que nos libra del peligro de la perversión y de la adulteración. Escribe santa Teresa: El Señor es muy amigo de la humildad porque Dios es suma Verdad, y la humildad es andar en verdad. Que lo es muy grande no tener cosa buena de nosotros, sino la miseria y ser nada. Y quien esto no entiende, anda en mentira. A quien más lo entiende, agrada más a la suma Verdad porque anda en ella.

No entrasteis vosotros y a los que entraban les cerrasteis el paso.

El profeta, si auténtico, será reconocido como tal después de muerto. Así es tanto en ámbitos civiles como religiosos. El profeta auténtico, en vida, será incomprendido, perseguido y eliminado. Y serán los de dentro, no los de fuera, quienes harán la vida imposible al profeta. Los de dentro, los piadosos, los que saben mucho de toda clase de asuntos religiosos.

No hay conversión más dificultosa que la de quien se siente seguro y en posesión de la verdad.

0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page