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14/12/2020 San Juan de la Cruz (Jn 17, 17-26)

Santifícalos en la verdad.

Pilato, muy cínico, dirá: ¿qué es la verdad? (Jn 18, 38). Nosotros, muy creyentes, decimos: Jesús es la Verdad (Jn 14, 6). Y escribimos la palabra con mayúscula, como escribimos con mayúscula nuestros apellidos. San Juan de la Cruz está ofuscado por la Verdad y no quiere que nada le distraiga. Dice: Míos son los cielos y mía es la tierra. Porque Cristo es mío y todo para mí. Pues, ¿qué pides y buscas alma mía? No te pongas en menos ni repares en migajas que caen de la mesa de tu Padre. Sal fuera y gloríate en tu gloria. Escóndete en ella y goza.

Sal fuera y gloríate en tu gloria. Eso es lo que Jesús quiere cuando nos dice: si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo. Estas palabras se han entendido de manera insuficiente. Se han entendido en sentido ascético: la renuncia, la mortificación… Que es como decir que seguir a Jesús consistiría en ocuparnos de corregir lo menos bueno que hay en nosotros. Y no es así, porque seguir a Jesús consiste, ante todo, en estar ocupados con Él. Que no nos ocupemos tanto de lo nuestro, bueno o malo.

La frase que mejor retrata la vida espiritual de san Juan de la Cruz es ésta: PON LOS OJOS SOLO EN ÉL. Sería muy bueno adoptarla como lema de nuestra propia vida espiritual: PON LOS OJOS SOLO EN ÉL. Dejemos de mirar las migajas que se caen de la mesa del Padre. Dejemos de mirarnos a nosotros mismos. Todo el tiempo que ocupamos en lo nuestro se lo quitamos a Él. Así es cómo seremos santificados en la Verdad.

Jesús nos está invitando a vivir la experiencia más profunda de la fe cristiana: la experiencia de crecer en el conocimiento del Amor. Ese Amor de Dios hecho carne en el seno de María.

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