15/06/2020 Lunes 11 (Mt 5, 38-42)
- Angel Santesteban
- 14 jun 2020
- 2 Min. de lectura
Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra.
Hay ocasiones, como ésta, en que las palabras de Jesús no deben ser entendidas al pie de la letra. Cuando Jesús fue abofeteado no ofreció la otra mejilla, sino que replicó: Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas? (Jn 18, 23).
Jesús, con palabras provocadoras como las de hoy, nos pide renunciar a la violencia. Nos invita a no contentarnos con no oponer resistencia. No es suficiente no devolver mal por mal; hay que responder al mal con el bien.
Un corazón humano, penetrado por el Espíritu de Jesús, es un corazón de paz, con gran capacidad para amar y perdonar. San Pablo exhorta a la comunidad cristiana de Roma: En lo posible, de vuestra parte, tened paz con todos. Queridos, no os toméis la venganza, dad lugar al castigo de Dios; pues está escrito: Mía es la venganza, yo retribuiré, dice el Señor. Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber, así le sacarás los colores a la cara. No te dejes vencer por el mal, antes vence con el bien el mal (Rm 12, 18-21).
Como vemos en Jesús abofeteado, ser buen cristiano no significa ser un simplón. También aquí es necesaria una interioridad iluminada por la Palabra de Jesús para llegar a ser, como Él, personas sabias, pacíficas, humildes y enérgicas. También aquí vemos cómo el Evangelio es la mejor fuente de la mejor salud interior.
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