15/07/2020 San Buenaventura (Mt 11, 25-27)
- Angel Santesteban
- 14 jul 2020
- 1 Min. de lectura
Acudid a mí los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Podemos estar cansados y agobiados por muchos motivos. Motivos corporales: enfermedades, achaques… Motivos morales: depresiones, obsesiones, hastío de la vida,.. Motivos sociales: relaciones imposibles, política… En la Biblia encontramos ejemplos dramáticos de cansancio y abatimiento: Job que maldice el día en que fue concebido (Job 3, 3); Elías que se desea la muerte (1 R 19, 4)…
Acudid a mí los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Lo decía el salmista: El Señor está cerca de los atribulados y salva a los abatidos (Salmo 34, 19). Lo decía Ben Sirá: Venid a mí los que me amáis, y saciaos de mis frutos (Eclo 24, 19). Lo dirá San Pablo: Para ser libres nos ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud (Gal 5, 1).
Acudid a mí los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
El Papa Francisco comenta: La alegría de Jesús se funda en esta buena noticia: los descartables son los preferidos de Dios, y por ello también han de ser la brújula de la Iglesia. Como recordaba San Gregorio Nacianceno a las primeras comunidades: Los pobres han de ser nuestros maestros, los humildes nuestros formadores.
¿Me siento cansado, agobiado, inútil, frágil, despreciado? Es el momento de seguir al Crucificado; cosa que no consiste en buscar cruces, sino en aceptar la crucifixión. Es el momento de echar mano de la fe más firme, aunque sea oscura, y saber que el Señor siente especial predilección por mí. Es el momento de dar razón de mi fe y de mi esperanza.
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