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15/07/2021 San Buenaventura (Mt 11, 28-30)

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

En otro momento nos dice: El que quiera venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y me siga (Mt 16, 24). Por una parte la carga, por otra el alivio. Así es el amor. Son las dos dimensiones del amor. El amor, que a veces exige fuertes renuncias, es el que nos provee de la energía necesaria para aguantar la cruz. El amor todo lo suaviza y alivia. Lo sabe muy bien cualquier papá o cualquier mamá. Aunque, en ocasiones no resulte tan fácil percibirlo. Como vemos en la Madre de Jesús, con tanta entereza, en pie, junto al Hijo Crucificado.

El Papa Francisco comenta: Esta invitación de Jesús se extiende hasta nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas oprimidos por precarias condiciones de vida, por situaciones existenciales difíciles y a veces privados de válidos puntos de referencia.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.

Todos conocemos personas piadosas para quienes la religión es fuente de pesadumbre más que de alivio, de tormento más que de gozo. Sucede cuando se vive bajo el yugo legalismo. Para que seamos libres nos ha liberado Cristo; permaneced, pues, firmes y no os dejéis someter de nuevo al yugo de la esclavitud (Gal 5, 1).

Cuando abandonemos la servidumbre del moralismo y del voluntarismo, cuando salgamos de nosotros mismos, cuando, por el amor, vivamos orientados hacia el Señor y hacia los demás, entonces disfrutaremos de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Entonces sabremos de alivios en medio de los cansancios y los agobios de la vida.

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