Los fariseos le dijeron: Mira, tus discípulos están haciendo en sábado una cosa prohibida.
El día de descanso semanal era, y sigue siendo, un mandamiento de la ley de Dios. Los judíos lo celebraban en sábado; los cristianos en domingo, día de la Resurrección del Señor. Todo mandamiento de Dios quiere ser una ayuda para vivir bien. Éste de hoy, con la interrupción del trabajo, busca que pongamos a Dios en el centro de nuestras vidas, al tiempo que nos alerta ante el peligro de la idolatría del trabajo y del dinero. Es un día para la alabanza y la acción de gracias.
En las palabras de los fariseos a Jesús vemos cómo una actitud legalista puede estropearlo todo, hasta lo más sagrado. Esta actitud llega a usar a Dios como razón de peso para desentenderse del hombre, como el sacerdote o el levita de la parábola del Buen Samaritano. Todo es para el hombre: Jesús, Evangelio, Iglesia, sacramentos… ¡No al revés!
Si hubieseis comprendido lo que significa: misericordia quiero y no sacrificios.
El hecho es que, como nos fiamos poco tanto de nosotros mismos como de Dios, continuamos acogiéndonos a la falsa seguridad de la ley, y las olas del legalismo fariseo continúan contaminando la vida de muchos cristianos, como si de una gran pandemia del espíritu se tratase.
No hagamos nunca de Dios una excusa para no hacer el bien o para evitar un mal. El Dios de Jesús, el Dios que es Jesús, prefiere la misericordia y la compasión con el necesitado antes que los sacrificios o devociones en su honor. Al atardecer de la vida no seremos examinados de sacrificios y devociones, sino de lo que hicimos o dejamos de hacer por nuestros prójimos.
Comentarios