15/08/2025 Asunción de María (Lc 1, 39-56)
- Angel Santesteban
- 14 ago
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¡Dichosa tu que creíste! Porque se cumplirá lo que el Señor te anunció.
Esta fiesta de la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es una invitación a elevar nuestros espíritus por encima de las realidades temporales. Esta fiesta es una explosión de esperanza, un grito que anuncia que en este mundo estamos de camino hacia una realidad de plenitud. El Papa san Pablo VI dice: La solemnidad del 15 de agosto celebra la gloriosa Asunción de María al cielo, fiesta de su destino de plenitud y bienaventuranza, de su perfecta configuración con Cristo resucitado; una fiesta que propone a la Iglesia y a la humanidad la imagen y la consoladora prenda del cumplimiento de la esperanza final.
¡Dichosa tú que creíste! Dichosa María, por haber creído sin haber visto (Jn 20, 29). Que si las promesas del ángel de Dios en la Anunciación fueron extraordinarias, extraordinaria fue la falta de evidencia que ella obtuvo a lo largo de su vida. Sin embargo, ella, siempre en fe, llega a proclamar: Desde ahora todas las generaciones me llamarán dichosa. Y nosotros nos unimos hoy a todas las generaciones proclamándola dichosa.
Hoy es la fiesta del cuerpo. Desde el corazón de la fe proclamamos la resurrección de la carne; desde la resurrección de Jesús proclamamos la resurrección de su madre. Ella, toda ella, fue llevada al cielo. Hoy repetimos con entusiasmo: Creo en la resurrección de la carne. No separemos cuerpo y alma; sin uno de ellos no hay YO, y no es posible gozar de la gloria plena con la mitad de lo que somos.
El Papa Francisco nos dice que no es casual que la piedad popular siga invocando a la santísima Madre de Dios como Stella Maris, un título expresivo de la esperanza cierta que, en los turbulentos acontecimientos de la vida, la Madre de Dios viene en nuestro auxilio, nos sostiene y nos invita a confiar y a seguir esperando.
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