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16/07/2025 Nuestra Señora del Carmen (Jn 19, 25-27)

  • Foto del escritor: Angel Santesteban
    Angel Santesteban
  • 15 jul
  • 2 Min. de lectura

Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

Todos los hombres y todas las mujeres de todos los tiempos y de todos los lugares del mundo somos hijos de la madre de Jesús. A quienes pertenecemos a la gran familia del Carmelo nos gusta celebrar a nuestra madre en este día, 16 de julio, con el nombre de Virgen del Carmen. Es un nombre hermoso y elocuente. Porque el nombre de Carmen, en el idioma de Jesús, significa jardín de Dios.

En el Evangelio hay muchas páginas en las que aparece la madre de Jesús. ¿Por qué, para esta fiesta, ha sido escogida ésta página en que aparece ella al pie de la cruz de su hijo? Por una razón tan sencilla como convincente. En este breve relato, la palabra madre aparece nada menos que cinco veces. Y en la Virgen del Carmen vemos ante todo a la madre. Y todos sabemos lo que significa ser madre. Ser madre consiste en entregarse olvidando el propio yo.

Ella, María, la Virgen del Carmen, es la expresión más visible y comprensible del amor de Dios manifestado en Jesús y llevado hasta el extremo. En ella ese amor de Dios llevado hasta el extremo tiene rostro y corazón de mujer. Y tiene rasgos y detalles de intuición y de delicadeza típicos del género femenino.

Fijémonos, por ejemplo, en María en las bodas de Caná. Vemos cómo es la primera en percibir que algo no va bien en aquella fiesta; y vemos cómo se acerca a su Hijo para decirle: No tienen vino. Y el problema queda resuelto. Sería cosa muy significativa en nuestra vida que nosotros, los devotos de nuestra Madre la Virgen del Carmen, adoptásemos como lema de vida esas palabras suyas en Caná: No tienen vino. Y que, como ella, nos dediquemos a que las personas que nos rodean disfruten de la vida.

Que también nosotros, como ella, disfrutemos del mejor de los vinos, el vino de la fe. Y celebremos hoy con alegría esta fiesta de nuestra Madre la Virgen del Carmen, haciendo nuestras las palabras de san Juan de la Cruz: La Madre de Dios es mía, porque Dios es mío y todo para mí.

 
 
 

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