top of page
Buscar

16/12/2022 Viernes 3º de Adviento (Jn 5, 33-36)

Vosotros enviasteis una delegación a Juan y él dio testimonio de la verdad.

El prólogo del Evangelio no habla de verdad, sino de luz: No era él (Juan Bautista) la luz, sino un testigo de la luz. Importa poco, porque los dos términos, Verdad y Luz, se refieren a Jesús. Por tanto, mejor escribirlos con maýuscula.

Jesús, que había devuelto la salud en sábado al enfermo de la piscina de Betesda, está siendo acosado por la autoridad religiosa judía. Y no solo por quebrantar las leyes del sábado: Los judíos intentaban darle muerte, pues no solo violaba el sábado, sino que además llamaba a Dios Padre suyo, igualándose a Dios (v. 18).

Yo tengo un testimonio más valioso que el de Juan.

Jesús alaba mucho a Juan. Es el mayor de los nacidos de mujer…, hasta ese momento. Es mucho decir. Pero Juan era solamente la voz, mientras que Jesús es la Palabra; Palabra que revela no lo visto y oído, sino su mismo ser. Porque Yo soy la Luz (Jn 8, 12), y Yo soy la Verdad (Jn 14, 6). Él es el Revelador y Él es el Revelado. Y, el que me ha visto a mí ha visto al Padre (Jn 14, 9).

Para los judíos esto resultaba inaceptable. Lo sigue siendo para todo aquel que funciona con la razón o con el sentido común humano, y no ha sido atraído por el Padre con el regalo de la fe. Sucede que, a veces, el Antiguo Testamento nos ayuda a entender mejor el Nuevo. Como es el caso hoy, con las palabras de Isaías en la primera lectura: Oráculo del Señor que reúne a los dispersos de Israel. A los ya reunidos todavía añadiré otros (Is 56, 8).

0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Kommentare


bottom of page