17/04/2025 Jueves Santo (Jn 13, 1-15)
- Angel Santesteban
- hace 2 días
- 2 Min. de lectura
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Jueves Santo. Es el día del Amor. Es el día del tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo; es el día del amor hasta el extremo. Amor que hoy está centrado en la Eucaristía y mañana en la cruz. La Eucaristía anticipa y perpetúa la cruz. Si, como para los niños, nos resulta imposible comprender semejante amor, nos es posible, como para los niños, dejarnos amar.
El Jueves Santo celebra el corazón de la vida cristiana: el Amor. Amor que se pone de manifiesto en la Eucaristía y en el servicio. Por eso que la segunda lectura nos ha recordado el gesto de Jesús con el pan y el vino, y el Evangelio nos ha recordado el gesto de Jesús lavando los pies de los discípulos. Siempre, hasta el final, la misma actitud de entrega y de servicio. Tengamos bien presente que las palabras de Jesús haced esto en memoria mía, se refieren tanto al gesto del pan y del vino, como al gesto de lavarnos los pies los unos a los otros. Si infravaloramos el segundo, el primero carece de sentido.
El gesto de Jesús de lavar los pies a los discípulos puede ser entendido como una lección de humildad. Pero es mucho más; es la revelación del ser de Dios. Por eso que el Dios de Jesús, el Dios que es Jesús, arrodillado a nuestros pies, se nos hace difícil de creer. Nos sentimos incómodos ante un Dios tan humilde; tan incómodos como Pedro. Pero tenemos que aceptarlo. O, como dijo Jesús a Pedro, si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Hasta el extremo. Que estas tres palabras nos acompañen en estos días santos. Que las repitamos constantemente. Así su significando irá calando hasta lo más profundo de nuestro ser.
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