18/12/2025 Jueves 3º de Adviento (Mt 1, 18-24)
- Angel Santesteban

- hace 9 horas
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Un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no tengas reparo en acoger a María como esposa tuya, pues lo que ha concebido es obra del Espíritu Santo.
Un ángel del Señor. El capítulo 16 del libro de Génesis nos dice que el ángel del Señor es el mismo Dios cuando se manifiesta a los hombres. Se manifiesta de distintas maneras. Vemos cómo usa lenguajes diferentes en la anunciación a María en Lucas, y en la anunciación a José en Mateo. Los detalles son distintos, pero en lo esencial las dos anunciaciones se parecen mucho, por el sublime contenido de lo anunciado y por la respuesta de fe de María y de José.
Mateo, presentando a José como hombre justo, nos dice que la salvación se apoya en la acogida sencilla de la promesa de salvación. El ángel de Dios se aparece a José en sueños; cuando las defensas racionales humanas están desactivadas y no hay posibilidad de preguntar o cuestionar.
José, como María, nos enseña a llevar a su consumación la salvación creyendo contra toda esperanza, como Abrahán (Rm 4, 18). El creyente detecta el paso de Dios allí donde el no creyente se queda en la superficie de lo que sucede. El Papa Francisco dice: José nos enseña que la confianza en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca. A veces, nosotros quisiéramos tener todo bajo control, pero Él tiene siempre una mirada más amplia.
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