Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres.
Si os mantenéis en mi Palabra. ¿En qué consiste mantenernos en su Palabra? La cosa comienza por la asiduidad a la Palabra de Dios, como la de Jeremías: Cuando recibía tus palabras las devoraba; tu palabra era mi gozo y mi alegría íntima (Jer 15, 16). San Ambrosio de Milán (+397) escribe: ¿Por qué no dedicar el tiempo libre a la lectura de las Escrituras? ¿Por qué no escucháis a Cristo, habláis con Él y le visitáis? Cuando leemos la Escritura escuchamos a Cristo.
Seréis verdaderamente mis discípulos. ¿En qué consiste ser discípulos suyos? El Señor nos lo dice: En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros (Jn 13, 35). Al amor por la fe; a la fe por la Palabra.
Conoceréis la Verdad. ¿En qué consiste la Verdad? También nos lo dice Él: Yo soy la Verdad (Jn 14, 6). Nos lo había adelantado Juan: La Palabra se hizo carne…, y hemos contemplado su gloria…, lleno de gracia y de verdad (Jn 1, 14). Toda realidad tiene su fundamento, su razón de ser, en la suprema realidad o verdad del amor de Dios hecho carne en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Y la Verdad os hará libres. ¿En qué consiste ser libres? En ser y sabernos hijos en el Hijo. Es verdad que todos somos hijos e hijas, pero solamente unos pocos lo sabemos; lo sabemos por la fe. Para que seamos libres nos ha liberado Cristo (Gal 5, 1). Los hijos de Dios participamos de la libertad del mismo Dios amando y haciendo el bien a todos, con un amor gratuito.
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