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21/04/2022 Jueves de la Octava de Pascua (Lc 24, 35-48)

Estaban hablando de estas cosas…

Hablaban de que Jesús resucitado se había aparecido a Pedro y a los dos de Emaús. Hablaban como quienes comparten unos maravillosos sueños.

…cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: Paz a vosotros. Sobresaltados y asustados, pensaban que era un fantasma.

Dice el Papa Francisco que es más fácil creer en un fantasma que en Cristo vivo. Jesús tiene que esforzarse en hacerles ver que no se trata de un fantasma. Les dice: Palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne y hueso como veis que tengo.

Tengamos en cuenta que Lucas escribe su Evangelio para cristianos que, por ser de cultura griega, consideraban absurda la resurrección de la carne. Por eso tanta insistencia en la realidad física del cuerpo del Resucitado. Como no acababan de creérselo…, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?

Quienes hemos heredado la cultura griega seguimos encontrando dificultad para reconciliar lo material con lo espiritual, el cuerpo con el alma. Un ejemplo: a las palabras de la misa el Señor esté con vosotros, respondemos con un desatinado y con tu espíritu (deberíamos responder con un escueto y contigo). Decimos creer en la resurrección de la carne, pero continuamos desdeñando el cuerpo.

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.

El discípulo que no comprende las Escrituras, proclama lo aprendido de otros. Así no puede ser verdadero testigo de la Resurrección. Aquellos discípulos, como buenos judíos, conocían razonablemente bien las Escrituras, pero no las entendían; seguían desconcertados ante el acontecimiento de la Resurrección. Ahora Jesús, estando todos ellos reunidos, formando Iglesia, les abre los ojos. Ahora puede mandarlos a todas las naciones y decirles: Vosotros seréis testigos de estas cosas.

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