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21/10/2020 Miércoles 29 (Lc 12, 39-48)

Estad también vosotros preparados, porque cuando menos lo penséis, vendrá el Hijo del Hombre.

Estad preparados. La espera suele alargarse. Nuestra capacidad de atención es limitada. Nos distraemos con suma facilidad. Como el bueno de Pedro que, caminando sobre las aguas hacia Jesús, se deja atrapar por el miedo ante la oscuridad y el oleaje. Mi caminar tiene que estar dominado totalmente por la meta. Por eso, ni cogeré las flores, ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronteras (San Juan de la Cruz).

Estad preparados. Es necesario encontrar la manera de mantener en todo momento una saludable tensión. Es necesario acostumbrarse a no dejar para mañana lo que puedo hacer hoy. Jesús no pretende atemorizarnos. Como nos ama hasta el extremo, pretende que no desaprovechemos nuestra vida.

¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente?

Administrador fiel y prudente. Jesús no piensa en quienes tienen responsabilidades en la comunidad cristiana; piensa en todo cristiano. Porque todos tenemos alguna autoridad en algún ámbito, dentro o fuera del hogar. La actitud dominante debe ser la servicialidad. Es fácil caer en la tentación del autoritarismo con la excusa de la eficacia. Y que la servicialidad sea humilde y afable.

Una vida de plenitud tiene que ver con la capacidad de poner en juego todas nuestras capacidades sirviendo a los demás. Como hacía Jesús. Cada día somos urgidos a hacerlo con grandeza de corazón y muy atentos al paso de Dios por nuestra vida en las personas que nos rodean y en los acontecimientos que nos toca vivir (Papa Francisco).

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