top of page
Buscar

23/06/2021 Miércoles 12 (Mt 7, 15-20)

Cuidado con los falsos profetas… Por sus frutos los conoceréis.

Hay falsos profetas fáciles de identificar. Jesús no tuvo reparo en señalarlos a sus discípulos: Haced y observad todo lo que os digan, pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen (Mt 23, 3). Están más interesados en sí mismos que en las personas a ellos encomendadas.

Será bueno interrogarse: ¿No tendré yo algo de falso profeta? Responderé afirmativamente si veo que mi religiosidad está demasiado centrada en mí mismo; tanto que relego a los prójimos a los suburbios de mi vida.

Pero hay falsos profetas que no son tan fáciles de identificar. Son los que, como escribe Pablo a la comunidad de Galacia, anuncian un evangelio distinto del que habéis recibido (Gal 1, 3). Suelen ser personas coherentes en su vida. Austeras. Con frecuencia también elocuentes. Suelen verse rodeados de fervientes seguidores. Pero no han asimilado el Evangelio; el suyo es un Evangelio distinto. Les delatan sus frutos: banderías, rivalidades, tensiones… No suelen ir acompañados del sello evangélico de la misericordia.

También aquí es oportuno interrogarme: ¿No habrá en mí algo de este falso profetismo, como seguidor o como cabecilla? La respuesta será afirmativa si el círculo en que me muevo es elitista y es fuente de desavenencias.

Por sus frutos los conoceréis.

Es fácil distinguir entre frutos buenos y malos. Nosotros, los creyentes, estamos supuestos, además, a saber distinguir entre frutos buenos y frutos mejores. Porque el fruto bueno podría ser un impedimento para obtener el fruto mejor. Para nosotros no es suficiente lo bueno: Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Es que a vosotros se os ha dado conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no (Mt 13, 11).

0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page