top of page
Buscar

23/11/2021 Martes 34 (Lc 21, 5-11)

Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no tengáis pánico.

Jesús no quiere que la solidez de nuestra seguridad dependa de factores externos: políticos, económicos, sociales… Ni siquiera de factores personales que tocan solamente lo somático de nuestro ser. Jesús quiere que siempre, especialmente en tiempos difíciles, la solidez de nuestra seguridad dependa de nuestra fe en Él.

Así lo dice San Pablo: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?... En todo salimos más que vencedores gracias a aquel que nos amó (Rm 8, 35-37).

Así lo dice el Papa Francisco: Todo pasa. Solo Él, su Palabra, permanece como luz que guía, anima nuestros pasos y nos perdona siempre, porque está a nuestro lado. Basta mirarlo y nos cambia el corazón.

Jesús haya venido para que tengamos vida en abundancia, vida de plenitud. Pero esto no significa que haya prometido caminos fáciles. Al contrario: El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí (Mt 10, 38). Por eso, ¿se nos ponen las cosas especialmente difíciles? Es el momento de vivir de manera más positiva y de dar testimonio de nuestra fe con la serenidad que nace de la confianza. La historia, personal y social, puede parecernos a veces incomprensible. Pero creemos en el Dios-Amor; el Dios-Amor que tiene en sus manos todos los hilos de la historia, los grandes y los pequeños.

Por caminos frecuentemente enigmáticos, el Dios-Amor lo conduce todo hacia el glorioso final: Cuando toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es el SEÑOR para gloria de Dios Padre (Flp 2, 10-11).

0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page