No pertenecía al grupo de los Doce, pero Marcos fue de los que estuvo con Jesús desde los primeros momentos. Acompañó a Pablo en su primer viaje (Hch 12, 25), y luego a Pedro. Es el autor del más antiguo de los cuatro Evangelios. Los Evangelios, dice el Vaticano II, ocupan el lugar preeminente entre todas las Escrituras.
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
La misión, el mandato de proclamar el Evangelio a toda la creación, es inseparable de la fe en la Buena Noticia que es Jesús de Nazaret. Los creyentes estamos supuestos a irradiar y transparentar Evangelio con nuestras actitudes de paz y de gozo en la entrega a los demás olvidándonos de nosotros mismos.
Id al mundo y proclamad el Evangelio a toda la creación.
Marcos respondió al mandato del Señor escribiendo el más antiguo de los cuatro Evangelios. Al empezar su libro, dice: Comienza la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios. La idea de Marcos no es narrar la vida de Jesús, sino presentar a Jesús como Vida. La conversión y salvación del hombre consiste en creer en Jesús: Convertíos y creed en la Buena Noticia (Mc 1, 15).
Quien crea y se bautice se salvará, quien no crea se condenará.
Porque creemos en el amor, los creyentes nos sabemos salvados. Los que no creen en el amor por no haber recibido el regalo de la fe, no se saben salvados. Cuando en la misa pedimos por los difuntos, decimos: acuérdate de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección y de todos los que han muerto en tu misericordia. ¿Habrá quien muera privado de la misericordia de Dios? Todo ser humano, todo hijo e hija de Dios, es juzgado por el Dios de la misericordia.
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