Observad la higuera y los demás árboles: cuando echan brotes, sabéis sin más que el verano está cerca.
La higuera y los demás árboles y toda la creación proclaman que todo tiene un orden, que todo ha sido bien pensado, que todo tiene un sentido, que nada sucede por casualidad. Es que, como dice Pablo, todo tiene en Él su consistencia y todo fue creado por Él y para Él. Al final, Él nos espera.
Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que el Reino de Dios está cerca.
El mundo, para distraernos de las preguntas esenciales, nos propone un pensamiento pret-a-porter, según nuestros gustos. Yo pienso como me gusta. El Espíritu nos dona la inteligencia para comprender, un regalo personal, gracias al cual yo debo comprender por qué me sucede esto a mí y cuál es el camino que el Señor quiere para mi vida (papa Francisco).
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Las cosas que vemos y oímos son efímeras e inseguras. Lo firme y permanente son sus palabras. Las tenemos en la Sagrada Escritura, Palabra de Dios. Nos dice la carta a los Hebreos: La Palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que espada de dos filos. Penetra hasta la separación de alma y espíritu, articulaciones y médula, y discierne sentimientos y pensamientos del corazón (Heb 4, 12).
El Papa Benedicto, hablando de la sacramentalidad de la Palabra de Dios, hace suyo el comentario de san Jerónimo a las palabras de Jesús quien come mi carne y bebe mi sangre…Aunque estas palabras puedan entenderse como referidas también al misterio eucarístico, sin embargo, el cuerpo de Cristo y su sangre es realmente la palabra de la Escritura.
Comments