28/05/2025 Miércoles 6º de Pascua (Jn 16, 12-15)
- Angel Santesteban
- 27 may
- 2 Min. de lectura
Cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la Verdad plena.
Jesús, que conoce las limitaciones de los discípulos, ve necesaria la acción de su Espíritu, el Espíritu de la Verdad, para conducirles hasta la Verdad plena. Pero también el Espíritu de la Verdad parece encontrar dificultades para liberar a los discípulos de los horizontes limitados de la religión de la ley y del mérito. La explosión de Pentecostés no fue suficiente. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos muestra cómo el reconocimiento de la absoluta novedad de Jesús, junto con la universalidad y la gratuidad de su salvación, tuvo lugar solamente después de muy especiales eventos y de muy fuertes controversias.
El Espíritu de la Verdad tiene hoy exactamente la misma tarea. El Padre Cantalamessa escribe: La gran mayoría de los católicos llega al final de su vida sin haber escuchado jamás un anuncio directo de la justificación gratuita mediante la fe. Solo han oído: sí, pero… Demasiados peros.
San Pablo fue el principal instrumento del Espíritu para romper con las ataduras de la vieja religión: En Cristo no hay judío ni griego, esclavo o libre, varón o mujer, sino que sois todos uno en Cristo Jesús (Gal 3, 22). Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! (Gal 4, 6).
El Espíritu de la Verdad os guiará hasta la Verdad plena. No dirá nada nuevo; esclarecerá lo que estaba oscuro. Os explicará lo que ha de venir: ayudará a interpretar la historia; a abrazar el nuevo orden de cosas tras la muerte y resurrección de Jesús. Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu que nos ha sido dado (Rm 5, 5).
Comentarios