top of page
Buscar

28/09/2022 Miércoles 26(Lc 9, 57-62)

Las zorras tienen madrigueras, las aves del cielo nidos, pero este Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

Recordemos el contexto de estos encuentros: Jesús y sus discípulos siguen el camino de Jerusalén. Se dirigen hacia la cruz y la muerte. Es algo que los discípulos nunca debemos olvidar. Los tres encuentros de hoy producen extrañeza. Pero llegará el día en que al discípulo le encantarán los desatinos e irracionalidades del Maestro.

Son tres los hombres que acuden a Jesús con la intención de unirse a sus discípulos. Son buena gente, son generosos, son entusiastas. La actitud poco amable de Jesús nos apena. Aquellos tres hombres, en principio vocaciones muy valiosas, volverían desencantados a sus casas.

¿Por qué Jesús no es un poco más diplomático? ¿Por qué no trata de endulzar la píldora? No; quiere que sus seguidores tengan claro desde el principio que las reglas del seguimiento son cosa suya, no del candidato. Se equivocan quienes, con tanto de generosidad y de buena voluntad, pretenden establecer ellos las reglas del seguimiento porque creen saber en qué consiste el seguimiento. Suelen ser personas piadosas y entregadas, con escaso conocimiento vital del Evangelio.

A otro le dijo: Sígueme. Él respondió: Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre.

Quien quiere ser discípulo, que no debe buscar garantías ni para hoy ni para mañana. La única garantía se llama Jesús de Nazaret: Sígueme. Sin explicaciones, sin objetivos, sin planes.

Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios.

Seguir a Jesús significa renunciar a mirar atrás. Significa, por ejemplo, renunciar a convicciones religiosas tradicionales: Olvidando lo que queda atrás, me esfuerzo por lo que hay por delante y corro hacia la meta (Flp 3, 13).

0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Bình luận


bottom of page