30/11/2025 Domingo 1º de Adviento (Mt 24, 37-44)
- Angel Santesteban

- hace 2 días
- 2 Min. de lectura
Comían, bebían, se casaban...; hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos.
Este tiempo de Adviento que comenzamos hoy debe ayudarnos a descubrir el nuevo diluvio que arrastra a toda la humanidad con la llegada de Jesús; diluvió que Él mismo proclamó: Cuando yo sea elevado de la tierra, atraeré a todos hacia mí (Jn 12, 32). Este diluvio que fue prometido desde el comienzo de los tiempos y que fue también anunciado por los profetas, por ejemplo cuando Dios dice a Jonás: ¿No voy a apiadarme de Nínive, donde habitan más de ciento veinte mil hombres que no distinguen la derecha de la izquierda? (Jon 4, 11). Este tiempo de Adviento debe ayudarnos a tomar conciencia de la novedad y de la grandeza de Jesús en nuestras vidas y en la historia de la humanidad. No olvidemos que, como dice san Pablo, todo fue creado por Él y para Él (Col 1, 16); ¡TODO!
Velad porque no sabéis el día que llegará vuestro Señor.
Este tiempo de Adviento es momento oportuno para preguntarnos si vivimos despiertos o vivimos aletargados. ¿Tratamos de reconocer la presencia del Señor en las situaciones cotidianas, o estamos demasiado ocupados con nosotros mismos? Intentemos durante este tiempo de Adviento mantener los ojos del corazón fijos en la madre de Jesús que espera tan intensa como serenamente la llegada de su Hijo, mientras se ocupa en los menesteres domésticos. Como la de María, nuestra espera no debe tener nada de estresante; al contrario, esperamos ilusionados la venida gloriosa de nuestro Salvador Jesucristo.
Los pequeños belenes que instalamos en nuestras casas nos ayudarán a vivir con mayor intensidad el Adviento, siempre que sepamos detenernos unos segundos a contemplar las figuras del belén. El Adviento del mes de diciembre es tiempo de preparación para la celebración de la Navidad; tiempo de espera, tiempo de gozo aunque no completo. El Adviento de los años de nuestra vida es tiempo de espera, tiempo de preparación serena para la Navidad definitiva.
Comentarios